- Dom, 08 Jun 2008 21:00
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SI me refiero a esta
La Tizona es una de las espadas (junto a La Colada) más célebres de El Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar (1043-1099). Según el Cantar de mio Cid pertenecía al rey Búcar de Marruecos y el Cid se la arrebató en Valencia. Después, sería uno de los regalos del Cid a sus yernos los infantes de Carrión, pero volvería a poder de Díaz de Vivar quien se la acabó regalando a su sobrino, Pedro Bermúdez.
La espada que tradicionalmente se identifica con la del Cantar (que afirma "que mill marcos d'oro val") se conserva en Burgos. Mide 0.785 m. de largo por 0.045 m. de ancho. Según estudios de la Universidad Complutense, la hoja es contemporánea del Cid y de gran calidad, aunque la empuñadura se sustituyó por otra de la época de los Reyes Católicos, renacentista.
El rey Fernando el Católico le regaló la espada al Condestable Mosén Pierres de Peralta (Pedro de Peralta y Ezpeleta), primer Conde de Santisteban de Lerín, Barón de Marcilla y abuelo del primer marqués de Falces; por los servicios prestados por éste en las negociaciones que permitieron su matrimonio con Isabel de Castilla. Esta espada permaneció hasta el siglo XX en poder de los marqueses de Falces en el castillo palacio de Marcilla. Se describe la espada así: "con empuñadura de hierro totalmente negro, hoja de dos filos, delgada, tersa, y flexible".
El arma fue declarada Bien de Interés Cultural (BOE de 18 de enero de 2003) .
Despúes de la Guerra Civil, la Tizona estuvo depositada en el Museo del Ejército de Madrid. Cuando esta institución se trasladó a su nueva sede del Alcázar de Toledo el propietario José Ramón Suárez del Otero, marqués de Falces, ofreció su venta al Ministerio de Cultura, que rechazó la compra por no existir constancia histórica de que realmente perteneciera al Cid y por el elevado precio exigido por el propietario (los informes del ministerio la tasaron entre 200.000 y 300.000 euros, según Reuters). Finalmente fue adquirida en 2007 por la Junta de Castilla y León y la Cámara de Comercio e Industria de Burgos.[1] El precio que se pagó al marqués de Falces por la espada fue de un millón seiscientos mil euros.[2] Se espera que su destino final sea la catedral de Burgos, donde se encuentra el sepulcro del guerrero y de su mujer Jimena, así como otros recuerdos cidianos (su carta de arras y el llamado cofre del Cid con el que, según el Cantar de mio Cid, engañó a Raquel y Vidas).