- Lun, 10 Jun 2013 20:16
#1221338
Estimados compañeros de hobby:
Recientemente he tenido una ingrata experiencia comercial con el representante de los motores EVO españoles que me veo en la obligación moral de compartir con todo compañero que pueda estar interesado en adquirir uno de estos "prestigiosos" motores de gasolina que se fabrican en Granada.
Este verano, con ocasión de mi participación como Jefe de Pista en los mundiales de F4C, F4G y F4H que se celebraron en Jaca (Huesca), conocí personalmente a Enrique Burgos con el que compartí responsabilidad en los distintos paneles del campeonato. Prácticamente al final de la competición le hice partícipe de mi proyecto actual, un bimotor a gran escala que pretendía dotar con un par de motores de giro contra-rotatorio. Como el proyecto le interesó, me ofreció la oportunidad de montar dos EVO de 80 cc de giro contrario, a la vez que se ofreció para elaborar dos escapes artesanales de alto rendimiento que encajarían perfectamente en el espacio disponible de mi avión.
Ahí es donde cometí mi primer y gran error, que fue confiar en él. Como quiera que los productos EVO los conocía y sabía que eran de calidad, mi sentimentalismo hacia el producto español y poder echar una mano a cuidar lo nuestro, me hizo inclinar la balanza hacia su oferta. Además, pensé, una ayudita a una empresa que no estaba pasando por el mejor momento, puede ser un buen acicate para mejorar su imagen con un avión de estas características.
Al principio, todo fueron buenísimas intenciones. Me pidió que le mandara los planos que yo había diseñado en CAD, me hizo mil y una preguntas acerca de cómo quería los escapes, me mandó un buen montón de fotografías de los motores que, me dijo, tenía en existencias, e incluso se ofreció a mandarme un motor no operativo para que probara su ubicación en la carena. Una vez que tomé la decisión de entrar en tratos con él, me pidió el 50% del precio estipulado y yo, diligentemente, se lo transferí. Segundo gran error.
Como nos dimos un plazo de 4-6 semanas para la entrega del producto, yo proseguí pacientemente con la construcción del modelo esperando la ansiada llamada que me informara de que el encargo estaba listo. Pero esa llamada nunca llegó, al menos en la forma que yo esperaba.
Todo lo que recibí a cambio fue una nueva petición para que le transfiriera el resto del dinero presupuestado, argumentAndo que precisaba de liquidez y que en todos los sitios se paga primero y se entrega después. Como quiera que esta solicitud ya me hizo sospechar, le respondí que con el 50% adelantado se podían fabricar unos cuantos escapes sin perder dinero, que los motores todavía los tenía él y que yo aún no tenía nada, que había incumplido los plazos pactados de entrega y que la única llamada que esperaba es la notificación de que tenía todo el trabajo terminado. Una vez finalizado, a la entrega del producto, yo abonaría el resto.
Además, le hice ver que estaba perdiendo la oportunidad de cumplir con un cliente que le iba a pagar religiosamente y que estaba dispuesto a propagar a los cuatro vientos la bondad de sus productos, en un intento de animarle a que terminara el pedido. Pues bien, cuál fue mi sorpresa cuando, tras tres meses transcurridos desde mi encargo, me confesó que AÚN NO HABÍA CONSTRUIDO SIQUIERA LOS DOS ESCAPES por problemas con la empresa. Entonces, ¿que hizo con mi dinero adelantado? ¿Para qué me pedía el resto? Está claro que para tapar agujeros abiertos mucho antes que el mío y no exactamente para cumplir con su compromiso conmigo.
A partir de ahí, se cortaron las comunicaciones que habían sido muy fluidas. El único que llamaba era yo para, exigirle que terminara el encargo o que me devolviera el dinero. Finalmente, accedió a devolvérmelo empeñando su palabra en ello, pero que no tuviera prisa porque no disponía de él. Reconoció que la situación de su empresa era muy mala y que me lo devolvería en cuanto tuviera el primer ingreso. Yo le ofrecí la posibilidad de que me fuera devolviendo unos 50 € al mes, como medida condescendiente y razonable para cualquiera, pero me dijo que no le era posible, incluso, llegar a ese compromiso.
A día de hoy, la situación está así y mucho me temo que sin visos de cambio. Quiero imaginar, por tanto, que no seré el único afectado por la poca seriedad de este personaje, que deberá dinero a más de uno, que no vamos a cobrar en años, por mucho que haya prometido hacerlo. Buenas palabras, bla, bla, bla., nunca le han faltado.
Por supuesto, todo lo expuesto por mí, está debidamente documentado mediante correos electrónicos y justificantes de transferencia bancarios, por lo que no dudéis en calificar mis manifestaciones como un fiel reflejo de lo acontecido con Enrique. Él lo sabe muy bien.
Me he pensado mucho la decisión de publicar esta experiencia para no perjudicar humanamente a una persona, pero tras meditarlo pacientemente, creo que prevalece el interés general de que nadie, repito, NADIE se vea engañado por XXXXXXXXXXXXXXX. No me perdonaría que alguien cayera en los mismos errores que yo por no haberlo hecho público. Por favor, no encarguéis niNgún producto de esta marca y, si lo hacéis, aseguraos de que os lo envía antes de pagar un solo euro.
Es la primera vez que un compañero de hobby se comporta conmigo de esta manera y me siento profundamente engañado y frustrado, máxime cuando además esta acción proviene de alguien que actúa de juez y pasea su honorabilidad personal por distintos eventos aeromodelísticos de este país. Siento rabia. Ha dañado la línea de flotación de la confianza personal, máxime cuando he procurado toda mi vida compartir mi experiencia y disposición para ayudar a cualquiera que me lo pida.
En el fondo, siento mucha pena por él, pero espero no cruzarme con su persona en ninguna de las concentraciones a las que suelo acudir. No se merece ni que le dirija la palabra.
Enrique, eres un mal ejemplo para todos.
Atentamente.
Recientemente he tenido una ingrata experiencia comercial con el representante de los motores EVO españoles que me veo en la obligación moral de compartir con todo compañero que pueda estar interesado en adquirir uno de estos "prestigiosos" motores de gasolina que se fabrican en Granada.
Este verano, con ocasión de mi participación como Jefe de Pista en los mundiales de F4C, F4G y F4H que se celebraron en Jaca (Huesca), conocí personalmente a Enrique Burgos con el que compartí responsabilidad en los distintos paneles del campeonato. Prácticamente al final de la competición le hice partícipe de mi proyecto actual, un bimotor a gran escala que pretendía dotar con un par de motores de giro contra-rotatorio. Como el proyecto le interesó, me ofreció la oportunidad de montar dos EVO de 80 cc de giro contrario, a la vez que se ofreció para elaborar dos escapes artesanales de alto rendimiento que encajarían perfectamente en el espacio disponible de mi avión.
Ahí es donde cometí mi primer y gran error, que fue confiar en él. Como quiera que los productos EVO los conocía y sabía que eran de calidad, mi sentimentalismo hacia el producto español y poder echar una mano a cuidar lo nuestro, me hizo inclinar la balanza hacia su oferta. Además, pensé, una ayudita a una empresa que no estaba pasando por el mejor momento, puede ser un buen acicate para mejorar su imagen con un avión de estas características.
Al principio, todo fueron buenísimas intenciones. Me pidió que le mandara los planos que yo había diseñado en CAD, me hizo mil y una preguntas acerca de cómo quería los escapes, me mandó un buen montón de fotografías de los motores que, me dijo, tenía en existencias, e incluso se ofreció a mandarme un motor no operativo para que probara su ubicación en la carena. Una vez que tomé la decisión de entrar en tratos con él, me pidió el 50% del precio estipulado y yo, diligentemente, se lo transferí. Segundo gran error.
Como nos dimos un plazo de 4-6 semanas para la entrega del producto, yo proseguí pacientemente con la construcción del modelo esperando la ansiada llamada que me informara de que el encargo estaba listo. Pero esa llamada nunca llegó, al menos en la forma que yo esperaba.
Todo lo que recibí a cambio fue una nueva petición para que le transfiriera el resto del dinero presupuestado, argumentAndo que precisaba de liquidez y que en todos los sitios se paga primero y se entrega después. Como quiera que esta solicitud ya me hizo sospechar, le respondí que con el 50% adelantado se podían fabricar unos cuantos escapes sin perder dinero, que los motores todavía los tenía él y que yo aún no tenía nada, que había incumplido los plazos pactados de entrega y que la única llamada que esperaba es la notificación de que tenía todo el trabajo terminado. Una vez finalizado, a la entrega del producto, yo abonaría el resto.
Además, le hice ver que estaba perdiendo la oportunidad de cumplir con un cliente que le iba a pagar religiosamente y que estaba dispuesto a propagar a los cuatro vientos la bondad de sus productos, en un intento de animarle a que terminara el pedido. Pues bien, cuál fue mi sorpresa cuando, tras tres meses transcurridos desde mi encargo, me confesó que AÚN NO HABÍA CONSTRUIDO SIQUIERA LOS DOS ESCAPES por problemas con la empresa. Entonces, ¿que hizo con mi dinero adelantado? ¿Para qué me pedía el resto? Está claro que para tapar agujeros abiertos mucho antes que el mío y no exactamente para cumplir con su compromiso conmigo.
A partir de ahí, se cortaron las comunicaciones que habían sido muy fluidas. El único que llamaba era yo para, exigirle que terminara el encargo o que me devolviera el dinero. Finalmente, accedió a devolvérmelo empeñando su palabra en ello, pero que no tuviera prisa porque no disponía de él. Reconoció que la situación de su empresa era muy mala y que me lo devolvería en cuanto tuviera el primer ingreso. Yo le ofrecí la posibilidad de que me fuera devolviendo unos 50 € al mes, como medida condescendiente y razonable para cualquiera, pero me dijo que no le era posible, incluso, llegar a ese compromiso.
A día de hoy, la situación está así y mucho me temo que sin visos de cambio. Quiero imaginar, por tanto, que no seré el único afectado por la poca seriedad de este personaje, que deberá dinero a más de uno, que no vamos a cobrar en años, por mucho que haya prometido hacerlo. Buenas palabras, bla, bla, bla., nunca le han faltado.
Por supuesto, todo lo expuesto por mí, está debidamente documentado mediante correos electrónicos y justificantes de transferencia bancarios, por lo que no dudéis en calificar mis manifestaciones como un fiel reflejo de lo acontecido con Enrique. Él lo sabe muy bien.
Me he pensado mucho la decisión de publicar esta experiencia para no perjudicar humanamente a una persona, pero tras meditarlo pacientemente, creo que prevalece el interés general de que nadie, repito, NADIE se vea engañado por XXXXXXXXXXXXXXX. No me perdonaría que alguien cayera en los mismos errores que yo por no haberlo hecho público. Por favor, no encarguéis niNgún producto de esta marca y, si lo hacéis, aseguraos de que os lo envía antes de pagar un solo euro.
Es la primera vez que un compañero de hobby se comporta conmigo de esta manera y me siento profundamente engañado y frustrado, máxime cuando además esta acción proviene de alguien que actúa de juez y pasea su honorabilidad personal por distintos eventos aeromodelísticos de este país. Siento rabia. Ha dañado la línea de flotación de la confianza personal, máxime cuando he procurado toda mi vida compartir mi experiencia y disposición para ayudar a cualquiera que me lo pida.
En el fondo, siento mucha pena por él, pero espero no cruzarme con su persona en ninguna de las concentraciones a las que suelo acudir. No se merece ni que le dirija la palabra.
Enrique, eres un mal ejemplo para todos.
Atentamente.
El primer 90% de un proyecto es divertido; el segundo 90% es terminar con la construcción y los detalles; el tercer 90% es hacer que todo funcione correctamente