Estos días de invierno con altas presiones, estabilidad, fresquito, inversión térmica y viento flojo, aunque parezca que no, en las horas centrales del día cuando el sol está en lo más alto de lo poco que sube por estas fechas, se pueden dar buenas condiciones para encontrar térmicas de invierno con una personalidad bastante diferente a las de verano pero que permiten hacer muy buenos vuelos.
Además estas condiciones con poco viento son muy adecuadas para lanzar con goma asi que con todo esto en mente y teniendo en cuenta que mi veterano X-RES ha cumplido 5 años este otoño, las últimas semanas he podido hacer varias sesiones de gomazos y dado que los resultados y condiciones han sido similares, paso a contaros el desarrollo de una de ellas.
Son las 11 de la mañana y ya tengo todo preparado para montar las alforjas en la bici y salir hacia el campo. Guantes y braga para el cuello pues con 8º al empezar el camino se nota fresco. En el cielo sólo hay algunos retazos de cirros y el sol, aunque no está muy alto, brilla sin impedimento, tras un rato pedaleando entramos en calor y la ropa de abrigo empieza a sobrar. Llevamos poco más de una hora de ruta ciclista por caminos entre campos de cultivos ya lejos de la ciudad. Antes de llegar al sitio de vuelo vemos un par de buitres bastante bajos, parece que no suben mucho y tras unos cuantos giros siguen con rumbo norte sin mucha altura, ¿estará demasiado flojo?
Una vez en el sitio, un vistazo al lugar y a las condiciones para ver donde y en que dirección poner la línea. Casi no hay viento, sólo de vez en cuando se suelta alguna rachita suave de componente oeste, así que lanzaremos hacia el oeste. Después de montar el velero sacamos la piqueta, el carrete con la goma y el hilo y empezamos los paseillos.
Con lo que se han desarrollado las motorizaciones eléctricas que incrementan muy poco el peso del velero, esto de lanzar con goma parece un poco anacrónico. Hace falta un sitio grande y despejado de obstáculos, si vuelas lejos a favor del viento sin encontrar ascendencia está el riesgo de no tener altura suficiente para volver por planeo y aporrizar lejos, y hay que andar lo suyo para desplegar la línea en cada lanzamiento lo que también quita tiempo de vuelo si vas con prisas. Todo parecen desventajas, pero viéndolo desde otro punto de vista, si lo que quieres es ir con tiempo, tranquilidad y disfrutar del campo y el aire libre, puede que se conviertan en ventajas. Andar es bueno para la salud y ese poquito de riesgo añadido de quedarte lejos le da más emoción al vuelo necesitando sopesar bien las decisiones.
En este rato de preparación vamos mirando al cielo buscando rapaces, notando el viento, buscando algún indicio que despeje la incertidumbre de si habrá energía en el aire que nos permita estar un rato volando. Entre una cosa y otra nos han dado la una del mediodía. Encendemos emisora, conectamos la batería del avión, comprobamos mandos y enganchamos el velero al hilo. En un momento despejaremos la incógnita, sujetamos bien el fuselaje y tras unos pasos hacia atrás mientras vamos notando cómo aumenta la tensión de la línea, lanzamos hacia arriba y el velero sale como una cometa subiendo a toda velocidad. Llamarme romántico, pero el momento en que llega a lo más alto y se suelta del hilo volando libre para mi tiene algo especial. Desde ese momento ya sólo dependes de los movimientos de aire a tu alrededor y de tu habilidad para visualizarlos y aprovecharlos. Y en esta ocasión ni visualizo ni aprovecho nada porque nada más soltarnos parece que lo que hay es un agujero en el aire y en poco más de un minuto estamos en el suelo. Tampoco viene mal practicar los aterrizajes y como hay poco viento y nada de turbulencia no es difícil ajustar el planeo final para terminar el vuelo directamente en la mano.
Volvemos a estirar la línea, repetimos pruebas enganche, tensado y al aire. Esta vez el lanzamiento sale más recto, cogemos un poco más de altura y en el planeo de repente encabrita un poco y levanta un ala, asi que a girar al lado contrario, igual hay algo. Tras un par de giros la pierdo, o se ha desecho o era muy suave o demasiado estrecha o lo que es más probable que mi habilidad con los sticks no esté al nivel suficiente. Pues nada, a seguir practicando el aterrizaje.
Empiezo a pensar que igual la inversión térmica es muy fuerte impidiendo que se desarrollen las ascendencias. En situaciones normales la temperatura disminuye al aumentar la altura y si el aire en superficie se calienta, en contacto con un suelo calentado por el sol, tiende a subir. Pero en invierno, con altas presiones y mucha estabilidad, puede ocurrir que haya capas de la atmósfera en las que la temperatura, en vez de disminuir, aumente con la altura. Se les llama capas de inversión y tienden a frenar las ascendencias. Por la mañana suele haber una capa de inversión que llega hasta el suelo y si es lo suficientemente fuerte para que al mediodía el calor del sol no haya conseguido romperla o elevarla, podemos olvidarnos de encontrar ascendencias a no ser que subamos a la montaña a una altura por encima de esta capa. ¿Será este el caso hoy?
Para saberlo hay que seguir intentando, con dos pruebas no tenemos suficientes datos. Así que otro paseíto, desplegamos, estiramos y para arriba. Tras soltarnos otra vez para abajo, no se mueve nada. No me puedo creer que no haya nada. Tras un momento noto un pelin de brisa en la cara así que me voy volando en la dirección que indica la racha. Me voy alejando a favor del viento pero no queda mucha altura y debería ir girando para volver. Aguantamos un poco más y justo antes de volverme, bingo!, subidón, directo al núcleo, pero es estrecha y hay que girar cerrado, no podemos perder esta oportunidad. La térmica no es muy fuerte, tampoco deriva mucho pero después de unos cuantos giros nos estamos alejando bastante. Como ya tenemos algo de altura volvemos contra el viento con un poco de descendencia al principio pero luego casi no bajamos, igual hay otra cerca. Giro el rumbo de avance un poco a la izquierda para no volar directamente por encima de la cabeza y al poco dejamos de bajar. Ahora estamos más altos y la ascendencia es suave pero amplia, no hace falta girar tan cerrado y poco a poco cogemos altura. El velero cada vez se ve más pequeño, un par de giros más y mejor buscar esta vez una zona con descendencia. Volamos por el otro extremo del campo y el avión va recuperando su tamaño original. Volvemos a la zona donde habíamos dejado la térmica pero nada, el velero sigue aumentando de tamaño. Con poca altura y ya enfilando el circuito de aterrizaje el velero se sacude, parece una burbujita, durante algo de tiempo conseguimos mantener la altura en esas burbujas desorganizadas que se sueltan cercan del suelo, esperando a ver si se suelta algo más fuerte. Pero en uno de los giros entro en perdida y me quedo con la altura justa para llegar al aterrizaje. 15 minutillos de vuelo que teniendo en cuenta como habíamos empezado no está nada mal.
Pero sabe a poco, ahora que sabemos que el aire se mueve y la capa de inversión parece estar por encima, hay que volver a lanzar.
Cuarto vuelo del día, es la una y media y nos soltamos directamente en ascendencia. Es suave y vamos derivando directamente hacia el sol. Está la térmica justo en el sol, intento ver algo con una mano en la emisora y la otra tapando el sol para apurar una vuelta más hasta que decido no arriesgar a deslumbrarme del todo. Me separo un poco, cerca tiene que haber algo más, pero no, fuera de la zona del sol sólo hay descendencia. Por lo menos tenemos un poco de altura así que un par de clicks de trim a picar y nos vamos pitando con el viento en contra, tiene que haber más cosas. Cuando estamos otra vez a la altura de la suelta notamos el típico subidón de una ascendencia bien formada, esta parece buena, ni muy fuerte ni muy suave, al principio no es grande pero no está rota ni turbulenta, esta si que la puedo girar sin ir dando bandazos. Según vamos subiendo se va haciendo más amplia hasta que llegamos a una altura que parece que subimos por todos lados. Invertimos los objetivos y nos vamos a buscar descendencia, me refiero a perder altura. Al otro lado del campo conseguimos bajar. Después de varias veces alternando entre la zona de subida y la de bajada suele pasar que la zona donde sube deja de funcionar y todo pasa a ser bajada. Pero esta vez es al revés, todo pasa a ser subida y cada vez más fuerte. Es el momento de sacar los frenos y picar un poquito para descender a un nivel más confortable para la vista. A una altura intermedia quito frenos y estabilizo pensando que no habría problema para mantenerme pero ya no hay nada. No ha estado mal el vuelo voy pensando en el planeo para aterrizar, pero tienen razón los que dicen que no hay que rendirse hasta estar en el suelo. A pocos metros sobre las retamas vuelvo a encontrar esas burbujitas que esta vez son un poco más fuertes y entre bandazo y bandazo me permiten aguantar sin subir ni bajar, un cerito que llaman. Pienso en moverme un poco a ver si hay cerca un núcleo más fuerte, pero mejor no me arriesgo, si no encuentro nada a esta altura me voy al suelo, tiene que soltarse algo un poco más fuerte. Esta vez la paciencia da sus frutos y tras más de tres minutos girando casi en el mismo sitio la ascendencia empieza a aumentar un poquito. Al principio cogemos altura muy lentamente hasta que la térmica se va consolidando y nos vuelve a subir. Ya estamos altos pero esta vez llega un momento en que la ascendencia se hace más suave. Puede ser que estemos llegando a la capa de inversión. Podemos relajarnos y explorar todo el cielo, arriba hay zonas donde se sube despacito, otras donde se baja lentamente y otras donde ni se sube ni se baja, todo casi sin turbulencia. Trimamos un poco a girar, soltamos los mandos y el velero se queda haciendo giros amplios a ratos subiendo, a ratos bajando, esto si que es vuelo libre sin estabilizador ni piloto automático ni motor, alucinante. Podriamos tirarnos así hasta que se agotara la energía del día, pero me preocupa que se agote antes la energía de la batería del receptor, así que me alejo por las zonas sin ascendecia y evito girar las ascendencias que todavía me encuentro en el ratito que dura la bajada hasta terminar el vuelo cogiendo el velero suavemente con la mano. 45 minutazos volando y una sonrisa de oreja a oreja.
Cuando en invierno se dan estas condiciones de estabilidad en las que el sol del mediodía consigue elevar o deshacer la capa de inversión, se pueden conseguir largos vuelos con ascendencias suaves y tranquilas diferentes a la montaña rusa de las térmicas del verano.
Por hoy misión cumplida, recogemos el hilo y la goma. Aunque estamos en pleno invierno al sol no se nota nada de frio y podemos tomarnos el sandwich con vistas a la sierra.
Al volver, terminando de subir una cuesta, aparece el skyline de Madrid con una capa oscura encima. Justo donde acaba la capa negra y se ve el cielo azul es donde empieza la capa de inversión térmica que impide que el aire suba más arriba concentrando la contaminación por debajo.
Saludos y buenos vuelos.
