- Mar, 30 Jul 2013 21:56
#1230961
PROYECTO ONA, VELERO AVANZADO DE RADIOCONTROL
Parte I - EL PROYECTO ONA
Septiembre de 1990
La náutica es una actividad corriente en la Isla en donde vivo, pero una de sus variantes, la vela RC, o sea los veleros manejados por control remoto, son algo bastante desconocido.
A lo largo de años ochenta, al pasar por el puerto, recuerdo haber visto en algunas ocasiones pequeños veleros de radiocontrol navegando en solitario. Algunas veces llegaban incluso a participar en regatas improvisadas en que no eran más que tres, pero con el tiempo se perdió el interés y esta actividad prácticamente desapareció.
A finales de 1990, un grupo de aficionados efectuó otro intento. La idea consistía en diseñar un tipo de velero que resultara fácil de construir y cuyo coste fuera asequible para todos, punto realmente importante para su difusión ya que por entonces, adquirir un modelo comercial de la clase M podía fácilmente rondar los seiscientos euros.
En el pequeño grupo se repartieron los trabajos. El diseño corrió a cargo de Paco C. inspirándose en las formas del velero Hispaniola, el primer prototipo español para el desafío de la Copa América. El molde fue fabricado en fibra de vidrio por Mario y las copias definitivas corrieron en su mayoría a cargo de Paco R, ambos con amplia experiencia en este tipo de materiales. En la parte de carpintería colaboraron Paco T. (había tres Pacos en el grupo) y Carlos, que perfilaron mástiles y botavaras para proveer a todos los interesados en el proyecto.
Al poco de disponer de los primeros prototipos, los pedidos aumentaron, algunas personas más se interesaron por este hobby, de tal forma que comenzó a vislumbrarse la posibilidad de disponer de una flota numerosa con que poder efectuar improvisadas regatas en las tranquilas aguas del puerto de nuestra ciudad.
El proyecto ONA nació de forma paralela al Hispaniola. Yo había encargado un casco de este tipo a los constructores, pero mi nombre figuraba en una larga lista de espera que avanzaba con lentitud, ya que estos sólo podían dedicar a su realización unas pocas horas semanales, un rato cada día después de una larga jornada en las empresas donde trabajaban.
Otra razón fue que el casco Hispaniola me pareció excesivamente voluminoso y pesado, bien fuera por la extrapolación directa de las medidas del modelo original o por querer asegurar la estética y la robustez del conjunto. Su peso medio era de 4 kg. para el casco y 1 para la cubierta. El mástil, sin velas, superaba el kilogramo de peso, y el bulbo de plomo, de unos 2,5 kg, al ser porcentualemente bajo con respecto al resto, no le confería la necesaria estabilidad.
Sea como fuere, pude adivinar que con independencia de las velas que se utilizasen, no seria un velero destacable ni en velocidad ni en ceñida.
Por todo ello decidí desarrollar un nuevo modelo con unas características mejoradas, que sin pretender ganar medallas, pudieran compararse modestamente con los tipos actuales de la clase internacional "M".
Esta es la historia del proyecto.
====================================================================
PROYECTO ONA, VELERO AVANZADO DE RADIOCONTROL
Parte II - DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN DEL CASCO
Antes de iniciar el diseño era imprescindible disponer de la máxima información sobre los principios básicos de los buques y de la navegación a vela. Puesto que, salvando las escalas y las diferencias que puede imponer en el comportamiento de formas y perfiles el número de Reynolds. Una maqueta debe cumplir exactamente con los mismos principios físicos.
Para ello desempolvé viejos libros de náutica, como REGATAS DE YATES, publicado en 1971 por el regatista inglés Manfred Curry. Este libro es un excelente tratado sobre aerodinámica e hidrodinámica de velas y cascos, y pese a que algunas de las ideas que contiene se remontan a 1930, siguen totalmente vigentes hoy en día. También repasé las revistas de modelismo, así como todo lo que pude conseguir a través de de mi amigo Paco C, que mantiene para sí el mérito de ser el auténtico pionero de la vela RC en nuestra isla.
Analizando diferentes modelos comerciales que podían considerarse punteros en regata, como el DUVA, el DEJHA, el CEDAR o el ENIGMA, llegué a ciertas conclusiones interesantes: La primera fue el PESO. Éste debía rondar los cinco o seis kilos, pero manteniéndolo lo más bajo posible en casco y arboladura, para concentrarlo en el bulbo de plomo que pende de la orza. De esta manera baja el centro de gravedad y se consigue el máximo par adrizante y mayor velocidad.
Otra consideración importante es la forma de la carena, que puede ser ancha y plana como en el CORMORAN, o redondeada y ligeramente achatada a popa como el CEDAR o el velero francés MK-2. En este apartado elegí un diseño extremo, con una proa muy afinada de bajo francobordo, casi tipo catamarán, que va engrosándose hacia el centro y sube suavemente hacia la popa, siempre manteniendo la total redondez de la carena.
El ONA no tendría tanta facilidad para el planeo como el MK-2 ya que carecería del típico achatamiento a popa que facilita este fenómeno, pero en contrapartida sería más fino de líneas, sin distorsiones en las salidas de agua.
En este aspecto, opino que son muy contadas las ocasiones en que un velero de estas caracteristicas puede planear, solamente con vientos fuertes y rumbos abiertos, condiciones en las que hay multitud de factores aparte del casco que condicionan el resultado de una regata.
Fig. 1 - Diferentes tipos de cascos
Realicé multitud de bocetos diferentes sobre formas de carena, y después de las necesarias correcciones observé el resultado con satisfacción, recordando una frase típica de los aviadores: "LO QUE ES BONITO VUELA BIEN", y aunque está claro que un velero no es un avión, se le asemeja bastante más de lo que a simple vista pueda parecer.
Decidí construir el casco en fibra de vidrio y resina de poliéster. Existen otros materiales más sofisticados, como las fibras de carbono o la Aramit a base de Kevlar, las cuales unidas a las resinas epoxi dan unos resultados espectaculares en la industria aeroespacial o en algo tan casero como las cañas de pescar. Pero hay que tener en cuenta un par de factores importantes:
Todos estos componentes tienen una gran resistencia a la tracción pero se doblan exactamente igual que la fibra de vidrio en superficies planas de poco espesor.
Las resinas epoxi endurecen muy lentamente y no adquieren su máxima resistencia si no están curadas en un horno especial a casi 100 grados de temperatura.
El precio de tan sofisticados materiales es casi astronómico, esto si tienes la suerte de hallarlos en nuestra pequeña Isla.
Por estos motivos, preferí elegir lo conocido y no meterme en costosos berenjenales.
En cuanto a la construcción física del casco, existen varios sistemas, pero el que da mejores resultados pasa invariablemente por la obtención de un molde a partir del cual podrían realizarse cuantas copias sean necesitara.
El primer paso es construir el contramolde. Para ello dispondremos un par de placas de poliestireno expandido de alta densidad Stirodur o Roofmate, del tipo utilizado en aislantes térmicos para la construcción. Cortaremos varios trozos rectangulares de longitud y anchura suficiente y los pegaremos formando un taco de dimensiones algo mayores que el casco elegido.
Hay que tener especial cuidado con el tipo de pegamento utilizado, puesto que la mayoría de ellos contienen disolventes que atacan al porex destruyéndolo en pocos minutos. Se puede utilizar cola de contacto compatible pero yo prefiero la resina Epoxi tipo Orfadur, que una vez seca se lija muchisimo mejor y no se disuelve con el poliéster.
Seguidamente procedemos a "esculpir" el casco, utilizando un gilet o un arco eléctrico para cortar los trozos más grandes y una raspa para ir afinando la forma. Una vez conseguido esto ya podemos iniciar el lijado con un papel de grano medio, bien sea a mano o con lijadora orbital.
Es posible que una vez acabado tengamos que repasar pequeñas erosiones, para ello se puede utilizar masilla al agua, pero en ningún caso masilla de poliéster tipo Rocadur de dos componentes, cuyo disolvente también ataca al material.
Fig. 2 - Proceso de crear y esculpir el contramolde de la forma del casco
Ya tenemos el contramolde acabado pero antes de cubrirlo con fibra de vidrio y poliéster deberemos protegerlo adecuadamente.
Para ello lo vamos a "momificar" utilizando papel continuo de embalaje y cola de empapelar. Daremos un mínimo de dos pasadas y no estará de más intercalar entre ellas una capa de resina Epoxi, ya que los vapores del estireno contenido en el poliéster atraviesan lentamente los poros del papel y erosionan la superficie del porex, deformando el molde y aumentando el desagradable trabajo posterior de masilla y lijado.
Dos modelos de contramoldes de casco realizados en poliestireno expandido
Esta foto corresponde a los dos tipos de casco de los que confeccioné el contramolde. El A y el B corresponden al ONA, el C y el D son de un modelo que se quedó sólo en proyecto. En concreto, B y C muestran las cubiertas y A y D las carenas. En estas últimas se puede ver la gran diferencia de las lineas de agua entre ambos barcos.
Llegados a este punto ya estamos en disposición de comenzar a confeccionar el molde. Lo primero es impregnar el papel con cera desmoldeante para eliminar los posibles restos de porosidad y a la vez evitar que la fibra se nos quede pegada al contramolde.
Con lo del tipo de cera hay diferentes opiniones. Algunos utilizan cera abrillantadora de suelos Alex y dicen que va bien, otros en cambio aseguran lo contrario. Yo la ha usado y he tenido algunos problemas, así que prefiero no arriesgarme y utilizar un producto desmoldeante profesional de la marca ABEL, cuyos resultados están asegurados.
Esta cera se da con un trapo, frotando hasta cubrir todo el contramolde. Después se espera un tiempo prudencial, digamos quince minutos, y se elimina la cantidad sobrante con un trapo limpio.
El procedimiento se debe repetir un mínimo de tres veces, para que la capa protectora quede uniforme y del grosor adecuado
Hay dos tipos de fibra de vidrio que podemos utilizar:
El MAT, que forma un entretejido irregular de fibras de corta longitud aglutinadas por un pegamento muy suave. Este material es bastante poroso y absorbe mucha resina, con lo que el peso final del estratificado será relativamente alto. La resistencia mecanica a la tracción es mediocre y su única ventaja consiste en el bajo precio y que se adapta con facilidad a los contornos irregulares.
El ROVIG, es un conjunto de hilos largos tejidos en forma clásica, con trama y urdimbre, de la misma manera que un trapo de cocina. Los hilos apenas dejan espacio libre entre ellos por lo que basta muy poco poliéster para saturarlo. El ROVIG tiene una alta resistencia a la tracción y los cascos fabricados con este componente pueden ser muy livianos, costando una décima parte en gasto de materiales que si utilizáramos carbono. El inconveniente es que se adapta mal a superficies curvas e irregulares, formando bolsas y arrugas que difíciles de eliminar.
Fig. 3 - Diferentes tipos de fibra de vidrio: MAT y ROVIG
Bien, explicado esto, comenzaremos a construir el molde. Para ello cortaremos la fibra de vidrio en trozos del tamaño adecuado para que se adapten bien al contorno. Es mejor utilizar exclusivamente MAT, ya que el molde tendrá bastante grosor y no es importante ni el peso ni la resistencia mecánica.
Mezclaremos el poliéster con el reactivo o endurecedor, que entre los profesionales recibe el nombre de MEC, y no es que sea una broma, sino que su nombre químico contiene estas iniciales.
La proporción correcta suele ser alrededor de treinta a uno.
Removemos la mezcla para que sea del todo uniforme, colocaremos el contramolde boca abajo sobre una superficie plana y lo cubriremos con un mínimo de cuatro capas de fibra y poliéster.
Es importante tener en cuenta la temperatura ambiente, en verano a pleno sol es posible que la resina se nos endurezca en el recipiente en pocos minutos, mucho antes de haber podido aplicarla. En cambio en invierno puede tardar muchas horas en secar. En los días especialmente fríos, se puede acelerar la reacción calentándola con un secador de pelo.
Es conveniente terminar el contorno del molde con unas pestañas o aletas dirigidas hacia fuera (ver detalle de la Fig. 4) en donde sujetaremos un borde de madera que servira para dar al casco definitivo el soporte horizontal donde pegaremos más tarde la cubierta.
Fig. 4 - Molde y pestañas superiores
Una vez endurecido el conjunto procederemos a separarlo del contramolde. Si tenemos suerte conseguiremos una superficie interior fina y reluciente, pero lo más normal es que tengamos que dar masilla para eliminar algunas pequeñas imperfecciones en la superficie del material.
Para ello limpiaremos el interior del molde con un trapito empapado de acetona, asegurándonos de eliminar todos los restos de cera que hubieran quedado adheridos, y después aplicaremos masilla Rocadur de dos componentes que lijaremos cuantas veces sean necesarias hasta conseguir un acabado impecable.
De más cerca a más lejos: el molde del ONA, el primer casco realizado en MAT 300 y el molde de la cubierta
El molde ya está listo, pero si tenemos la intención de sacar muchas copias a partir del mismo, es mejor aplicar dos finas capas de GEL COAT, que una vez lijado resultarán un acabado duro y brillante, eliminando la tendencia que tiene el Rocadur a erosionarse con cada nueva aplicación.
Si éste es nuestro deseo podemos obtener GEL COAT del color que queramos, para ello utilizaremos tinte para pinturas del tipo VALCRHOME que se puede conseguir en cualquier droguería.
A partir de aquí todo será coser y cantar, sólo faltará repetir para cada copia los mismos pasos que hemos dado para confeccionar el molde.
1) Dar tres capas de cera
2) Aplicar dos capas de Gel Coat del color elegido
3) Aplicar fibra de vidrio y poliéster
4) Esperar a que endurezca y extraer el casco acabado
Con una temperatura ambiente templada y aplicando calor exterior se puede comenzar un casco y extraerlo del molde en dos horas, aunque el poliéster estará aún algo tierno y tardará varios días en alcanzar la dureza definitiva.
Todo esto puede parecer complicado para el profano, pero en realidad es extremadamente fácil y basta con verlo una sola vez para poder reproducir el proceso y conseguir resultados dignos de un acabado casi profesional.
En mi caso pude fabricar cinco cascos en una semana trabajando en los ratos libres. Tres de ellos construidos con dos capas de MAT 300 quedaron muy rígidos, con un peso de 1,1 kilogramos.
Para los dos restantes utilicé dos capas de ROVIG 150, con pesos de 690 y 480 gramos respectivamente, lo cual queda a años luz de los pesos del Hispaniola y ya no difiere demasiado de los modelos de competición.
Las cubiertas fueron construidas utilizando el mismo sistema, dándoles una forma algo abombada para mejorar su consistencia frente a la torsión y fabricando el molde correspondiente. También utilicé dos capas de fibra y arrojaron un peso final de 440 gramos para el MAT y 200 gramos para el ROVIG
Fig. 5 - Casco y cubierta del ONA, cuadernas maestras desde proa hasta el centro
Fig. 6 - Casco y cubierta del ONA, cuadernas maestras desde el centro hasta popa
Continuará...
Parte I - EL PROYECTO ONA
Septiembre de 1990
La náutica es una actividad corriente en la Isla en donde vivo, pero una de sus variantes, la vela RC, o sea los veleros manejados por control remoto, son algo bastante desconocido.
A lo largo de años ochenta, al pasar por el puerto, recuerdo haber visto en algunas ocasiones pequeños veleros de radiocontrol navegando en solitario. Algunas veces llegaban incluso a participar en regatas improvisadas en que no eran más que tres, pero con el tiempo se perdió el interés y esta actividad prácticamente desapareció.
A finales de 1990, un grupo de aficionados efectuó otro intento. La idea consistía en diseñar un tipo de velero que resultara fácil de construir y cuyo coste fuera asequible para todos, punto realmente importante para su difusión ya que por entonces, adquirir un modelo comercial de la clase M podía fácilmente rondar los seiscientos euros.
En el pequeño grupo se repartieron los trabajos. El diseño corrió a cargo de Paco C. inspirándose en las formas del velero Hispaniola, el primer prototipo español para el desafío de la Copa América. El molde fue fabricado en fibra de vidrio por Mario y las copias definitivas corrieron en su mayoría a cargo de Paco R, ambos con amplia experiencia en este tipo de materiales. En la parte de carpintería colaboraron Paco T. (había tres Pacos en el grupo) y Carlos, que perfilaron mástiles y botavaras para proveer a todos los interesados en el proyecto.
Al poco de disponer de los primeros prototipos, los pedidos aumentaron, algunas personas más se interesaron por este hobby, de tal forma que comenzó a vislumbrarse la posibilidad de disponer de una flota numerosa con que poder efectuar improvisadas regatas en las tranquilas aguas del puerto de nuestra ciudad.
El proyecto ONA nació de forma paralela al Hispaniola. Yo había encargado un casco de este tipo a los constructores, pero mi nombre figuraba en una larga lista de espera que avanzaba con lentitud, ya que estos sólo podían dedicar a su realización unas pocas horas semanales, un rato cada día después de una larga jornada en las empresas donde trabajaban.
Otra razón fue que el casco Hispaniola me pareció excesivamente voluminoso y pesado, bien fuera por la extrapolación directa de las medidas del modelo original o por querer asegurar la estética y la robustez del conjunto. Su peso medio era de 4 kg. para el casco y 1 para la cubierta. El mástil, sin velas, superaba el kilogramo de peso, y el bulbo de plomo, de unos 2,5 kg, al ser porcentualemente bajo con respecto al resto, no le confería la necesaria estabilidad.
Sea como fuere, pude adivinar que con independencia de las velas que se utilizasen, no seria un velero destacable ni en velocidad ni en ceñida.
Por todo ello decidí desarrollar un nuevo modelo con unas características mejoradas, que sin pretender ganar medallas, pudieran compararse modestamente con los tipos actuales de la clase internacional "M".
Esta es la historia del proyecto.
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PROYECTO ONA, VELERO AVANZADO DE RADIOCONTROL
Parte II - DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN DEL CASCO
Antes de iniciar el diseño era imprescindible disponer de la máxima información sobre los principios básicos de los buques y de la navegación a vela. Puesto que, salvando las escalas y las diferencias que puede imponer en el comportamiento de formas y perfiles el número de Reynolds. Una maqueta debe cumplir exactamente con los mismos principios físicos.
Para ello desempolvé viejos libros de náutica, como REGATAS DE YATES, publicado en 1971 por el regatista inglés Manfred Curry. Este libro es un excelente tratado sobre aerodinámica e hidrodinámica de velas y cascos, y pese a que algunas de las ideas que contiene se remontan a 1930, siguen totalmente vigentes hoy en día. También repasé las revistas de modelismo, así como todo lo que pude conseguir a través de de mi amigo Paco C, que mantiene para sí el mérito de ser el auténtico pionero de la vela RC en nuestra isla.
Analizando diferentes modelos comerciales que podían considerarse punteros en regata, como el DUVA, el DEJHA, el CEDAR o el ENIGMA, llegué a ciertas conclusiones interesantes: La primera fue el PESO. Éste debía rondar los cinco o seis kilos, pero manteniéndolo lo más bajo posible en casco y arboladura, para concentrarlo en el bulbo de plomo que pende de la orza. De esta manera baja el centro de gravedad y se consigue el máximo par adrizante y mayor velocidad.
Otra consideración importante es la forma de la carena, que puede ser ancha y plana como en el CORMORAN, o redondeada y ligeramente achatada a popa como el CEDAR o el velero francés MK-2. En este apartado elegí un diseño extremo, con una proa muy afinada de bajo francobordo, casi tipo catamarán, que va engrosándose hacia el centro y sube suavemente hacia la popa, siempre manteniendo la total redondez de la carena.
El ONA no tendría tanta facilidad para el planeo como el MK-2 ya que carecería del típico achatamiento a popa que facilita este fenómeno, pero en contrapartida sería más fino de líneas, sin distorsiones en las salidas de agua.
En este aspecto, opino que son muy contadas las ocasiones en que un velero de estas caracteristicas puede planear, solamente con vientos fuertes y rumbos abiertos, condiciones en las que hay multitud de factores aparte del casco que condicionan el resultado de una regata.
Fig. 1 - Diferentes tipos de cascos
Realicé multitud de bocetos diferentes sobre formas de carena, y después de las necesarias correcciones observé el resultado con satisfacción, recordando una frase típica de los aviadores: "LO QUE ES BONITO VUELA BIEN", y aunque está claro que un velero no es un avión, se le asemeja bastante más de lo que a simple vista pueda parecer.
Decidí construir el casco en fibra de vidrio y resina de poliéster. Existen otros materiales más sofisticados, como las fibras de carbono o la Aramit a base de Kevlar, las cuales unidas a las resinas epoxi dan unos resultados espectaculares en la industria aeroespacial o en algo tan casero como las cañas de pescar. Pero hay que tener en cuenta un par de factores importantes:
Todos estos componentes tienen una gran resistencia a la tracción pero se doblan exactamente igual que la fibra de vidrio en superficies planas de poco espesor.
Las resinas epoxi endurecen muy lentamente y no adquieren su máxima resistencia si no están curadas en un horno especial a casi 100 grados de temperatura.
El precio de tan sofisticados materiales es casi astronómico, esto si tienes la suerte de hallarlos en nuestra pequeña Isla.
Por estos motivos, preferí elegir lo conocido y no meterme en costosos berenjenales.
En cuanto a la construcción física del casco, existen varios sistemas, pero el que da mejores resultados pasa invariablemente por la obtención de un molde a partir del cual podrían realizarse cuantas copias sean necesitara.
El primer paso es construir el contramolde. Para ello dispondremos un par de placas de poliestireno expandido de alta densidad Stirodur o Roofmate, del tipo utilizado en aislantes térmicos para la construcción. Cortaremos varios trozos rectangulares de longitud y anchura suficiente y los pegaremos formando un taco de dimensiones algo mayores que el casco elegido.
Hay que tener especial cuidado con el tipo de pegamento utilizado, puesto que la mayoría de ellos contienen disolventes que atacan al porex destruyéndolo en pocos minutos. Se puede utilizar cola de contacto compatible pero yo prefiero la resina Epoxi tipo Orfadur, que una vez seca se lija muchisimo mejor y no se disuelve con el poliéster.
Seguidamente procedemos a "esculpir" el casco, utilizando un gilet o un arco eléctrico para cortar los trozos más grandes y una raspa para ir afinando la forma. Una vez conseguido esto ya podemos iniciar el lijado con un papel de grano medio, bien sea a mano o con lijadora orbital.
Es posible que una vez acabado tengamos que repasar pequeñas erosiones, para ello se puede utilizar masilla al agua, pero en ningún caso masilla de poliéster tipo Rocadur de dos componentes, cuyo disolvente también ataca al material.
Fig. 2 - Proceso de crear y esculpir el contramolde de la forma del casco
Ya tenemos el contramolde acabado pero antes de cubrirlo con fibra de vidrio y poliéster deberemos protegerlo adecuadamente.
Para ello lo vamos a "momificar" utilizando papel continuo de embalaje y cola de empapelar. Daremos un mínimo de dos pasadas y no estará de más intercalar entre ellas una capa de resina Epoxi, ya que los vapores del estireno contenido en el poliéster atraviesan lentamente los poros del papel y erosionan la superficie del porex, deformando el molde y aumentando el desagradable trabajo posterior de masilla y lijado.
Dos modelos de contramoldes de casco realizados en poliestireno expandido
Esta foto corresponde a los dos tipos de casco de los que confeccioné el contramolde. El A y el B corresponden al ONA, el C y el D son de un modelo que se quedó sólo en proyecto. En concreto, B y C muestran las cubiertas y A y D las carenas. En estas últimas se puede ver la gran diferencia de las lineas de agua entre ambos barcos.
Llegados a este punto ya estamos en disposición de comenzar a confeccionar el molde. Lo primero es impregnar el papel con cera desmoldeante para eliminar los posibles restos de porosidad y a la vez evitar que la fibra se nos quede pegada al contramolde.
Con lo del tipo de cera hay diferentes opiniones. Algunos utilizan cera abrillantadora de suelos Alex y dicen que va bien, otros en cambio aseguran lo contrario. Yo la ha usado y he tenido algunos problemas, así que prefiero no arriesgarme y utilizar un producto desmoldeante profesional de la marca ABEL, cuyos resultados están asegurados.
Esta cera se da con un trapo, frotando hasta cubrir todo el contramolde. Después se espera un tiempo prudencial, digamos quince minutos, y se elimina la cantidad sobrante con un trapo limpio.
El procedimiento se debe repetir un mínimo de tres veces, para que la capa protectora quede uniforme y del grosor adecuado
Hay dos tipos de fibra de vidrio que podemos utilizar:
El MAT, que forma un entretejido irregular de fibras de corta longitud aglutinadas por un pegamento muy suave. Este material es bastante poroso y absorbe mucha resina, con lo que el peso final del estratificado será relativamente alto. La resistencia mecanica a la tracción es mediocre y su única ventaja consiste en el bajo precio y que se adapta con facilidad a los contornos irregulares.
El ROVIG, es un conjunto de hilos largos tejidos en forma clásica, con trama y urdimbre, de la misma manera que un trapo de cocina. Los hilos apenas dejan espacio libre entre ellos por lo que basta muy poco poliéster para saturarlo. El ROVIG tiene una alta resistencia a la tracción y los cascos fabricados con este componente pueden ser muy livianos, costando una décima parte en gasto de materiales que si utilizáramos carbono. El inconveniente es que se adapta mal a superficies curvas e irregulares, formando bolsas y arrugas que difíciles de eliminar.
Fig. 3 - Diferentes tipos de fibra de vidrio: MAT y ROVIG
Bien, explicado esto, comenzaremos a construir el molde. Para ello cortaremos la fibra de vidrio en trozos del tamaño adecuado para que se adapten bien al contorno. Es mejor utilizar exclusivamente MAT, ya que el molde tendrá bastante grosor y no es importante ni el peso ni la resistencia mecánica.
Mezclaremos el poliéster con el reactivo o endurecedor, que entre los profesionales recibe el nombre de MEC, y no es que sea una broma, sino que su nombre químico contiene estas iniciales.
La proporción correcta suele ser alrededor de treinta a uno.
Removemos la mezcla para que sea del todo uniforme, colocaremos el contramolde boca abajo sobre una superficie plana y lo cubriremos con un mínimo de cuatro capas de fibra y poliéster.
Es importante tener en cuenta la temperatura ambiente, en verano a pleno sol es posible que la resina se nos endurezca en el recipiente en pocos minutos, mucho antes de haber podido aplicarla. En cambio en invierno puede tardar muchas horas en secar. En los días especialmente fríos, se puede acelerar la reacción calentándola con un secador de pelo.
Es conveniente terminar el contorno del molde con unas pestañas o aletas dirigidas hacia fuera (ver detalle de la Fig. 4) en donde sujetaremos un borde de madera que servira para dar al casco definitivo el soporte horizontal donde pegaremos más tarde la cubierta.
Fig. 4 - Molde y pestañas superiores
Una vez endurecido el conjunto procederemos a separarlo del contramolde. Si tenemos suerte conseguiremos una superficie interior fina y reluciente, pero lo más normal es que tengamos que dar masilla para eliminar algunas pequeñas imperfecciones en la superficie del material.
Para ello limpiaremos el interior del molde con un trapito empapado de acetona, asegurándonos de eliminar todos los restos de cera que hubieran quedado adheridos, y después aplicaremos masilla Rocadur de dos componentes que lijaremos cuantas veces sean necesarias hasta conseguir un acabado impecable.
De más cerca a más lejos: el molde del ONA, el primer casco realizado en MAT 300 y el molde de la cubierta
El molde ya está listo, pero si tenemos la intención de sacar muchas copias a partir del mismo, es mejor aplicar dos finas capas de GEL COAT, que una vez lijado resultarán un acabado duro y brillante, eliminando la tendencia que tiene el Rocadur a erosionarse con cada nueva aplicación.
Si éste es nuestro deseo podemos obtener GEL COAT del color que queramos, para ello utilizaremos tinte para pinturas del tipo VALCRHOME que se puede conseguir en cualquier droguería.
A partir de aquí todo será coser y cantar, sólo faltará repetir para cada copia los mismos pasos que hemos dado para confeccionar el molde.
1) Dar tres capas de cera
2) Aplicar dos capas de Gel Coat del color elegido
3) Aplicar fibra de vidrio y poliéster
4) Esperar a que endurezca y extraer el casco acabado
Con una temperatura ambiente templada y aplicando calor exterior se puede comenzar un casco y extraerlo del molde en dos horas, aunque el poliéster estará aún algo tierno y tardará varios días en alcanzar la dureza definitiva.
Todo esto puede parecer complicado para el profano, pero en realidad es extremadamente fácil y basta con verlo una sola vez para poder reproducir el proceso y conseguir resultados dignos de un acabado casi profesional.
En mi caso pude fabricar cinco cascos en una semana trabajando en los ratos libres. Tres de ellos construidos con dos capas de MAT 300 quedaron muy rígidos, con un peso de 1,1 kilogramos.
Para los dos restantes utilicé dos capas de ROVIG 150, con pesos de 690 y 480 gramos respectivamente, lo cual queda a años luz de los pesos del Hispaniola y ya no difiere demasiado de los modelos de competición.
Las cubiertas fueron construidas utilizando el mismo sistema, dándoles una forma algo abombada para mejorar su consistencia frente a la torsión y fabricando el molde correspondiente. También utilicé dos capas de fibra y arrojaron un peso final de 440 gramos para el MAT y 200 gramos para el ROVIG
Fig. 5 - Casco y cubierta del ONA, cuadernas maestras desde proa hasta el centro
Fig. 6 - Casco y cubierta del ONA, cuadernas maestras desde el centro hasta popa
Continuará...
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