- Sab, 28 Feb 2015 9:09
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Reiterando en el tema oa dejo este artículo que está en internet.
Drones como juguetes
Una reciente ley limita, casi hasta la prohibición, el uso de esas aeronaves | La posibilidad de caída de aparato es más alta al volar por control remoto | Al ir equipados con cámaras de alta resolución, amenazan la vida privada
Cualquiera puede comprar hoy en día un dron, aeronave controlada por control remoto, pero muy pocos están autorizados para pilotarlos. Y eso vale tanto para los aparatos con un coste de poco más de cien euros como para los que pasan de 10.000. Una reciente ley del Gobierno recuerda que estos aparatos, cuya venta se ha disparado en el último año, "no son juguetes" y prohíbe explícitamente que sobrevuelen núcleos urbanos, zonas habitadas (basta que haya una sola casa) o espacios con aglomeraciones de público, como conciertos, manifestaciones o ferias. El uso del dron está hoy limitado, por lo tanto, a espacios sin urbanizar o centros de aeromodelismo. Para volar en estos últimos hay que ser socio y en el caso de los parajes deshabitados para levantar el vuelo de un dron se exige a su propietario disponer de un permiso del Gobierno y el cumplimiento de varios requisitos (curso de horas de vuelo, seguros, revisión de aparatos...) que pueden llegar a costar más dinero que la propia aeronave de control remoto.
Con esta ley, en la que aún faltan afinar muchos flecos, se pretende poner orden a un tema, la moda de comprarse un dron, que se regía sin apenas normas e iba camino de descontrolarse (si es que ya no lo ha hecho) ante la imparable venta de estos aparatos ofertados como un juguete más en tiendas poco especializadas y por internet. Como suele ocurrir siempre con las regulaciones hechas a destiempo y a marchas forzadas, la realidad actual con esta ley no puede ser más chocante. "En estos momentos las personas que hemos comprado un dron no podemos sacarlo de casa al estar prácticamente prohibido su uso, mientras que por el contrario cualquiera puede adquirir uno de esos aparatos en unos grandes almacenes o por internet sin que haya control alguno por parte de las autoridades", afirma Jordi Folk, secretario de Aedron, una asociación creada en España hace dos meses por usuarios de drones y aparatos afines.
Jose Bollo, responsable de la tienda RC Tecnic de Barcelona, constata la "moda del dron". El más solicitado es un modelo que cuesta alrededor de 1.200 euros y que pesa un kilo. En esta tienda -lo que no ocurre en internet ni en los grandes almacenes- "informamos al comprador de la existencia de cursos de vuelo y de la vigencia de la ley que prohíbe los vuelos en espacios habitados", afirma Jose Bollo. Lo que hagan después los clientes con esos aparatos no depende del vendedor. Jordi Folk reconoce que el uso de drones por personas inexpertas, en zonas prohibidas o sin los permisos pertinentes "no ayuda en absoluto a los que entendemos que esto no es un juguete y trabajamos por una ley más clara que permita el uso de drones, por ejemplo, con fines comerciales". Y es que ni las empresas privadas lo tienen fácil con la actual ley, "Primero deben constituirse como empresa operadora de drones, disponer de un seguro de responsabilidad civil para utilizar esas aeronaves, pasar los cursos de vuelo y certificar un mantenimiento del aparato", relata Folk. Esos trámites sólo valen, recalca el secretario de Aedron, para vuelos en zonas deshabitadas. Y antes de que despegue el dron la empresa debe pedir permiso a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) informando del día y hora del vuelo. En el caso de particulares el uso de los drones queda limitado a los espacios habilitados para los vuelos, como ocurre con el aeromodelismo.
"La reciente normativa de drones se centra principalmente en el uso profesional de los mismos por lo que el uso particular e indiscriminado está totalmente prohibido", recalca una portavoz de AESA. Esa información la desconocen muchas de las personas que están comprando los aparatos. Cuando se enteran es ya demasiado tarde y la única salida que les queda es hacerlos volar de forma ilegal. Esta misma portavoz reitera que el dron, aunque no tenga piloto, tiene la categoría de aeronave. Para volar con permiso sobre espacios poblados hay que hacerlo a más de trescientos metros de altura. Imposible con los drones, pues el piloto que lo maneja desde el suelo lo perdería de vista. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea enumera los principales peligros de los drones. "Un pájaro puede provocar su caída al suelo si hay un choque, las baterías se deterioran y no se puede prever cuándo fallarán, los mandos de los controles remotos pueden sufrir interferencias y si se elevan demasiado pueden suponer una amenaza para la aviación civil tripulada", relata la misma portavoz de AESA. Los aparatos más vendidos pesan como mínimo un kilo y en caso de caída libre del aparato el mismo puede causar graves lesiones a una persona por el impacto.
Desde AESA se considera que al tratarse de aeronaves pilotadas por control remoto va a ser difícil encontrar un encaje de la ley para autorizar el uso indiscriminado de estos aparatos por parte de particulares, como viene haciéndose hasta ahora ante la falta de una normativa clara. Pero las trabas para los propietarios de drones no acaban con los aspectos técnicos. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) está siguiendo también con especial atención esta nueva moda del dron "al plantearse una serie de interrogantes y riesgos para la privacidad e intimidad de las personas", afirma una portavoz de esta agencia. Los drones suelen ir equipados con cámaras de alta definición y gran precisión. "Estamos por lo tanto ante una tecnología con un enorme potencial de injerencia en la vida privada de las personas por lo que es necesario encauzar su desarrollo adecuadamente para evitar graves lesiones en los derechos individuales", añade la misma portavoz.
La Agencia Española de Protección de Datos trabaja actualmente en la confección de una hoja de ruta que establezca, en el caso de autorización a empresas para captar imágenes aéreas, la obligación de tomar sólo los planos necesarios e imprescindibles para ese trabajo. Aunque ahora los particulares que sobrevuelan con esos aparatos zonas habitadas (principalmente en urbanizaciones o núcleos rurales) lo hacen sin que nadie parezca controlar la invasión del espacio aéreo y mucho menos la intromisión de intimidades o el destino dado a las imágenes captadas.
La AEPD recuerda que "la captación de datos privados de personas físicas identificadas e identificables, cualquiera que sea el medio por el que se obtengan, está sujeta a las previsiones de la ley de protección de datos". Cualquiera que sienta invadida su intimidad por uno de estos aparatos está, por lo tanto, en todo su derecho de denunciar.
La anarquía que impera todavía en este mundo de los drones queda plasmada en otro detalle, referido a los cursos, revelado por por Jordi Folk, que pide menos trabas para los usos comerciales. "Hoy en día hay cursos de vuelo que cuestan 600 euros y otros 6.000", concluye
Josemi II
REFUGIO DEL VIENTO