Bueno, Diego 100, utilizando el comentario de Arturo como complemento, te diré que sí vale la pena. Ahora las cosas han cambiado un "poquillo" de lo que era ésto hace quince-veinte años, como todas las cosas.
Si te sirve de guía, yo me saqué primero la Licencia de Piloto de Planeador. Lógicamente, con ella no podía trabajar, pero me dió una imagen y las sensaciones de vuelo que jamás podía haber imaginado y que me resolvieron todas las dudas iniciales de lo que es volar. Luego obtuve la Licencia de Piloto Privado. Tampoco podía trabajar, pero en el aeroclub habían muchos socios que no querian volar solos y firmando el plan de vuelo (que es el documento que acredita quién es el comandante del avión y que luego es al que certifican las horas de vuelo) y volar a la vez el avión, no iba de paquete, hice unas cuantas horas de vuelo. Luego conseguí la Licencia de Ultra Ligero Motorizado (ULM), con la que hice muy pocas horas, ya que ésta licencia la saqué solo por puro placer y por la gran cantidad de requisitos que se convalidaban entonces al tener la PPL. En el Aeroclub de Valencia estuve de Profesor de Teóricas durante cuatro o cinco años mientras hacía las horas de vuelo que me dejaban hacer con éste o con aquél. La verdad es que fue una época que guardo con mucho cariño, aunque tambien fue un poco penosa porque literalmente tenía que ir mendigando por esas horas de vuelo aquí y allá.
Luego estuve presentándome por libre a gran cantidad de convocatorias que SENASA preparaba para la gente que no teníamos suficiente dinero para matricularnos en una escuela privada. Desistí y al final conseguí matricularme en Airmed de Valencia y volví a examinarme de PPL y obtuve la Licencia de Piloto Comercial de Avión, la Calificación de Multimotores y la Habilitación de IFR.
Mi primer trabajo lo conseguí al día siguiente de recoger en mano la Licencia de Piloto Comercial en Madrid, tirando paracaidistas en la escuela Espace de Castellón de la PLana. Me fui cuando dejaron de pagarme, ya que opinaban los jefes que con las horas de vuelo que hacía era suficiente, ya que ésto era el trampolín para un posible puesto de trabajo en una línea aérea. Empezaba el cáncer de la cara dura de los empresarios para explotar a los jóvenes pilotos que queríamos forjarnos el futuro como tales. Ese cáncer todavía no se ha curado, es más, sigue en crecimiento por la pasividad de nuestras autoridades internacionales, que ponen la mano en favor de la economía de las empresas, creyendo que todos los pilotos somos niños pijos y que el dinero nos sale por arte de magia.
Luego, a la vez que trabajaba buscando atún rojo en el Mediterráneo -quizá, el trabajo como piloto más duro que he realizado-, apagaba incendios forestales y dabla clases teóricas y prácticas a futuras Azafatas de Vuelo -de las que ahora, al cabo de varios años, paradójicamente están bajo mi mando- en una academia de Valencia, que luego examinaba en el Centro de Instrucción de Iberia en Madrid. Mientras tanto, la pasión por volar me ha llevado a participar en muchísimos eventos aeronáuticos y a escribir un libro que todavía se lo tienen que tragar los estimados e insufribles alumnos de los cuatro aeroclubes que lo tienen.
Después me saqué la Licencia de Piloto de Transporte de Línea Aérea en un curso modular de la Escuela Airmed de Valencia, aprovechando que no tenía trabajo como piloto. El curso creo que duraba seis u ocho meses, no recuerdo bien, y me costó 500.000 ptas. Entonces, no se ahora, era una ventaja el poder hacer los distintos cursos aeronáuticos por módulos y no tener que pagar "la morterá" de golpe. Asi era más probable no tener que pedir ningún préstamo bancario.
En cuanto vi la oportunidad de largarme a una línea aérea, lo hice. Asi que me surgió la posibilidad de entrar en una compañía de carga aérea y para allá que me fui. Estuve volando el DC-8 en dos versiones durante tres años, los que aprendí muchísimo, casi tanto como todos los años anteriores desde que empecé a pilotar. Casi todo lo que he aprendido del transporte aéreo fue allí. Crucé varias veces el charco y volé por Europa como nunca lo había hecho antes, tocando aeropuertos con mucha densidad de tránsito aéreo como Frankfurt o Amsterdam, lo que te da una soltura con la radio y el inglés asombrosa.
Los últimos siete años de mi vida los estoy pasando de maravilla en Air Nostrum, a pesar de los problemas que ahora tenemos con la maldita crisis. No solo estoy volando un avión que me apasiona, como es el CRJ, sino que tengo la base en mi casa, Valencia, lugar donde cualquier piloto valenciano jamás sospecharía que se iba a constituir una empresa de transporte aéreo de pasajeros del calibre como ésta.
En fin, Diego 100, a tu pregunta de que si vale la pena sacarse la licencia de piloto privado, te diré que si, tanto si es para disfrutar del vuelo simplemente, como si es para forjarte un futuro profesional en esta vida. No te desanimes con la típica frase de "t'o Dios" de que el futuro ahora más que nunca es del todo incierto. Esto ya me lo decían los que ahora sus hijos son mis compañeros. Por algo será.
Un saludo.
Pepe.